La obesidad y el sobrepeso están catalogados como la principal causa de muerte en nuestro país, después del COVID. Se piensa como una pandemia que afecta a gran parte de la población mundial. Su origen se relaciona con diferentes aspectos, no tiene una sola causa. Algunos autores consideran que la obesidad es un efecto del entorno donde crecemos. Desde un punto de vista epigenético, nuestros genes tienen ya una predisposición que depende del estado de ánimo de nuestra madre, el tipo de alimentación que tiene durante la gestación y el estado de ánimo predominante.
Desde el punto de vista psicológico, la obesidad y el sobrepeso se consideran un efecto o consecuencia del entorno emocional en el cual nos desenvolvemos. Desde que somos niños, aprendemos a sustituir la falta de cariño, afecto o amor a través de la comida; con lo cual, se crea una ilusión de satisfacción o sensación de sentirnos llenos y queridos.
Nuestra cultura asocia todos los festejos, placeres y buenos momentos con la presencia e ingesta de la comida. Sin embargo, cuando una persona ingiere sus alimentos con personas que generan estrés o con charlas negativas o con relaciones tóxicas; es muy probable que la ingesta de comida sea desmedida, sin consciencia y sobretodo con una distorsión afectiva. En ese momento, las personas suelen evadir el malestar que se experimenta durante la hora de desayunar o comer o cenar y se produce una ingesta desmedida.
Es por esto, que recomendamos 5 aspectos psicológicos:
1.-Crear una nueva relación con la comida.
2.-Fomentar entornos agradables para ingerir alimentos.
3.-Identificar si tengo algo que me preocupa y acercarme hacia la solución real y no sustituta a través de la comida.
4.-Hacer ejercicio, poco pero constante.
5.-Estar consiente de qué alimentos me hacen bien y cuáles me hacen mal en mi estado de ánimo, en mi cuerpo y en mis pensamientos.