Los problemas de salud psicológica en el lugar de trabajo pueden variar desde dificultades de salud mental leves hasta desórdenes psicológicos severos. Los más comunes son ansiedad y depresión. Como con cualquier incidencia de enfermedad mental, entran en juego diferentes factores de riesgo psicosocial.

A continuación, encontrarás algunos de los factores de riesgo más comunes asociados a las enfermedades mentales en el lugar de trabajo:

Cultura del lugar de trabajo. Con el tiempo, los empleados desarrollan un conjunto de creencias y percepciones acerca del carácter de la organización ¿Ven tus empleados a la empresa como confiable, honesta y justa? ¿ Sus experiencias diarias tienen como resultado una percepción de que la compañía es implacable, sólo con fines de lucro y caótica? La confianza organizacional es esencial para tener una fuerza de trabajo productiva y mentalmente sana.

Crecimiento y desarrollo. Dar apoyo y oportunidades a los empleados para fortalecer sus habilidades técnicas, interpersonales y emocionales es un camino largo por recorrer. Los empleados que no son desafiados o alentados a crecer, se aburren y se sienten insatisfechos. Con el tiempo, esto afectará su bienestar y más adelante su productividad.

Balance Vida-trabajo. Las empresas que reconocen la necesidad de tener un equilibrio entre las demandas de trabajo, familia y vida personal reditúan en mayor éxito y en tener empleados más competitivos. Ser flexible, en lo posible, puede permitir a los empleados lidiar con exigencias conflictivas (por ejemplo, ir a las citas médicas o asistir a las juntas de padres o maestros), lo cual les reduce el estrés y les permite mantener la concentración en el trabajo.

Como empleadores, es muy importante ayudar a mejorar la salud mental estableciendo un entorno propicio al cambio. En la práctica, esto significa fortalecer los siguientes elementos:

• El liderazgo y el compromiso con la salud mental en el trabajo, a través de la integración de la salud mental en las políticas laborales pertinentes.
• La inversión de fondos y recursos suficientes, estableciendo presupuestos específicos para las medidas destinadas a mejorar la salud mental en la empresa.
• La integración de la salud mental en todos los sectores, incorporándola a los sistemas existentes de seguridad y salud ocupacionales.
• La participación de los trabajadores en la adopción de decisiones, por ejemplo mediante la celebración de consultas significativas y oportunas con los trabajadores y las personas que han tenido experiencia directa con problemas de salud mental.
  
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